Buenas días. Me
llamo Mateo Aujero, y me gustaría a decir gracias a Padre Ken, el dioses de
Trenton y ustedes por la oportunidad a
hablarles. Soy de la oficina de La Red
de Voluntarios Católicos o en ingles The Catholic Volunteer Network en
Washington, D.C. Disculpen por mi
español, yo aprendí durante mi tiempo de servicio en Costa Rica, pero no
tanto. Va a ser un milagro si ustedes
entiendan todos de mis palabras en este tiempo.
Vamos a ver, ¿verdad?
Bueno, quiero explicar más de Catholic Volunteer
Network, y creo que podemos empezar con el evangelio hoy. Padre Ken leyó la famosa historia de Jesús y
la multiplicación de los panes y los peces para cinco mil personas. Alguien recuerda con cuántos panes y peces empezó
Jesús? (Pausa) Él empezó con cinco panes y dos peces. Para cinco mil. De los padres que cocinen para una familia de
cinco, esto es suficiente, ¿verdad?
Traten de cinco mil.
En ninguna parte de la lectura escuchemos a Jesús
diciendo: “Eh, chicos, no tengo suficiente.”
Tal vez está en una otra Biblia, pero no en nuestra versión que leemos
hoy. Pero piensen en esta frase, “No
tengo suficiente” y con qué frecuencia nos decimos esta frase en nuestras
vidas.
“No tengo suficiente tiempo para esto.”
“No tengo suficiente dinero para esto.”
“En verdad, no tengo la suficiente paciencia para
esto.”
Pero Jesús nunca dijo eso, ¿verdad? Él toma lo que Dios le ha dado: cinco panes y
dos peces y lo multiplicó.
A mi me gustaría compartir mi historia de cinco panes
y dos peces. Acabo de regresar de hacer
un año de servicio en Costa Rica a través de unos de los programas de Catholic
Volunteer Network. Yo era un coordinador
de proyectos de servicio en un colegio y todos los jueves yo llevé algunos
estudiantes a un hogar de ancianos.
Recuerdo mi primera visita en setiembre del año pasado y me encontré con
una mujer ciega que tenía 75 años se llama Flori. Ella se sentó en su silla de ruedas en la
parte posterior de todos los demás, y para mi, se parecía una persona no tan
feliz. Pero yo era optimista, y me hizo
mi meta aquel día a conseguir una sonrisa de ella. En verdad, era más difícil que yo estaba
pensando.
Traté de contar historias, bromeando con ella. Y le dije, “Flori, yo sé que usted no puede
verme, pero usted está mirando a el filipino más guapo del mundo.” No respondió.
Probablemente ella sabía era una mentira.
Me preguntó si yo tenía una novia, y yo pensé, “OK,
esta es mi oportunidad.” Yo le dije,
“No, no tengo novia. Solo tú, Flori,
eres mi novia.” Ella miró directamente a
mí, cara seria, y dijo, “Mateo (era mi nombre en español, Mateo), Mateo, tengo
un esposo.” OK, bromas que funcionan, ninguna.
Yo había traído mi guitarra, y en el fin de mi visita,
yo decidí tocarla. He traducido algunas
canciones de inglés a español y empecé a
cantar y tocar, ensenando al mismo tiempo.
Fue divertido, algunos estaban aplaudiendo, otros cantando conmigo, y
algunos…durmiendo. En medio de una de
mis canciones, yo vi a Flori atrás los demás, en su silla de ruedas. Y estaba sonriendo. Mi guitarra, (no mi voz), pero mi guitarra,
mis cinco panes y dos peces que Dios me dio, fue suficiente para poner una
sonrisa en la cara de Flori.
Fue
en ese momento cuando me di cuenta de que el servicio no se trata de cambiar el
mundo. Se trata de cambiar el día de una
persona cada vez. Para mí, se trata de
poner una sonrisa en las caras de personas como Flori.
Y esa
es la misión de la Red de Voluntarios Católicos, o en ingles, the Catholic
Volunteer Network. Es sobre de los 14
mil voluntarios en nuestras programas que toman los cinco panes y dos peces que
Dios les ha dado, para cambiar el día y la vida de personas como mi amiga
Flori. Escuelas, clínicas, construcción,
programas para jóvenes, la lista es interminable de todo tipo de servicios
imaginables en nuestras programas en todo 50 estados y más de 100 países en
todo el mundo.
¿Quiénes
son los voluntarios? Es laicos, hombres
y mujeres como ustedes---jóvenes, solteros, casados, mayores, jubilados. Nuestros voluntarios son personas que están respondiendo
al llamado a servir, dando un paso de fe, para ayudar aquellos que lo
necesitan. Algunos de nosotros toman dos
semanas de su vacación, otros un verano, y otros como yo, tomar un año o dos
para vivir con la gente que estamos sirviendo.
¿Por qué servir?
Conozco
mucha gente que les gustan usar su tiempo de vacaciones no sólo de ver el
mundo, pero también ayudar aquellos que ven.
Mis padres, por ejemplo, son enfermeros se están jubilando y tienen más
tiempo. El otro día mi padre me llamó
por teléfono. “Matt, sus programas, ¿necesitan enfermeros? Tal vez pueda encontrar algo con su trabajo
con CVS.” “Papa, no es CVS, es CVN, the Catholic Volunteer Network, y sí,
necesitamos enfermeros. Te voy a
encontrar algo.”
Por último, para los estudiantes que se van a graduar
de sus universidades, este es el momento perfecto para tomar un año o dos y
vivir en otra ciudad o país para servir.
Pueden aplazar sus préstamos, obtener un “stipend” (pago de la
organización o sponsor), alojamiento con pensión completa, seguro, todo, y la
oportunidad de ver un mundo diferente y encontrar a la persona que son fuera de
la universidad.
Todos los detalles de nuestros programas se organizan
acá en este libro La Respuesta, o en inglés, Response. Estos libros son gratis para que lleve a sus
casas y compartirlos con sus hijos, nietos, abuelitos, vecinos, compañeros de
trabajo, sus carteros y sus perros y gatos.
Con quién sea. Tenemos un número
de teléfono libre si desean ayuda. Y
también se pueden llegar a nuestro sito de Web www.catholicvolunteernetwork.org . Voy a estar
aquí atrás después de la misa, si quieres verme y hablar más sobre el
servicio. Busquen al el filipino más
guapo del mundo.
Antes
de terminar, me gustaría volver a la metáfora del Evangelio de hoy, y quiero
preguntarle a ustedes: ¿cuáles son sus cinco panes y dos peces que Dios les ha
dado?
Quizás
sus cinco panes y dos peces son cinco días, usted y su esposo o esposa, en un
viaje misionero de verano en Guatemala.
O cinco meses para su hijo o hija que se graduó de la universidad para
pasar en la ciudad de Nueva York en un programa de niños.
Quizás
sus cinco panes y dos peces sean cinco dólares y dos ceros más en nuestra
segunda colección hoy. Hablar de un
milagro de multiplicación, ¿verdad? Pero
en realidad, por 40 años, the Catholic Volunteer Network, o la Red de
Voluntarios Catolicos, se ha mantenido fiel a su misión gracias a la
generosidad de la gente buena en nuestras iglesias, en las iglesias como Jesus
The Lord. Sus contribuciones de hoy nos
ayudará a continuar con el reclutamiento de voluntarios y atender las
necesidades de todos nuestros programas.
Y también su dinero va a ayudarme pagar por mi gas para volver a
Washington, D.C. Broma.
Por
último, y lo más importante, tal vez sus cinco panes y dos peces son cinco
minutos de la oración para nosotros. Les
pedimos que puedan orar por nuestra misión, nuestros voluntarios, y las
personas que servimos. Y las sonrisas
que creamos para las mujeres ciegas que tienen 75 años.
Cinco
panes y dos peces. ¿Es suficiente? Y mi español?
Un milagro. Ahora, con nuestro
pan y pez, vamos a multiplicarlo.
¿Amén?
Amén.
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